05 julio 2007

Antonio Pérez Morte


Antonio Pérez Morte nació en 1960 en Zuera (Zaragoza). Poeta autodidacta, ha publicado cinco poemarios y ha sido incluido en más de una veintena de antologías y libros colectivos, entre ellos Vento / Viento -Antología de poesía Ibérica- (Editorial Celya, Salamanca, 2004). Ha colaborado en numerosas publicaciones: Rolde, Trébede, Siete de Aragón, Qriterio aragonés, Heraldo de Aragón, El periódico, La Expedición, Poesía por Ejemplo, Cuadernos del Matemático, El grito, Almiar, Mil y una historias...Además es biógrafo de Odón de Buen y del Cos, el hombre que inventó la oceanografía en España y que era de su pueblo.
Además de ser una magnífica persona y una gran mantenedor de las relaciones entre quienes escribimos en los blogs, intenta con entusiasmo divulgar la poesía a los cuatro vientos.

Poemas:

CIERZO


Caminamos en la noche tras la luz de un verso,
con él encendimos los recuerdos:

Los recuerdos encendidos que siempre ardieron.

Charlamos al amor del fuego, del fuego del amor.

Luego llegó el día:El cierzo arrastró las cenizas,

Borró las huellas del incendio.


(Vento / Viento -Antología de la Poesía Ibérica- Celya, Salamanca, 2004).


NÓMINA POÉTICA ARAGONESA

Para mis amigos poetas

Tomaré de Seral el amor a la palabra,

de Pinillos pasión, fortaleza y constancia.

La humildad, la intuición de Lucianico Gracia,

para cantar cada día con su voz asombrada.


La verdad de Ildefonso, sus dudas más largas.

La soledad de Guillermo, siempre solidaria.

Con Miguel me hundiré en sus preguntas eternas,

cuando huya con "sumido" a una isla desierta.


De Luesma, la luz, la sed... la tristeza

de cantar Aragón, Sinfonía Incompleta.

De Labordeta la rabia y también la ternura

de quien canta por amor y por amor denuncia.


De Julio Antonio el amor, amores de leyenda,

de Navales elegancia y de Ferreró belleza.

La rebeldía de Guinda, su palabra desnuda.

De Rosendo, paisajes, reflexiones y fábulas.


La experiencia de Alegre, el misterio de Prat.

La memoria de Rodríguez, la artesanía de Trisán.

La nitidez de Vallés, la construcción de Esquillor,

la utopía entrañable de Emilio Gastón.

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