15 octubre 2006

La vida abandonada



Cuando miro esta imagen pienso en la vida, en las personas que fueron felices, se echaron de menos, lloraron, se enamoraron, estuvieron tristes, enterraron a sus muertos, tuvieron miedo y sed, se sintieron confundidos, débiles o satisfechos. Gentes que cantaban y vieron llover. Siempre llueve como llovía y el sonido de la lluvia es una melodía de la ausencia, pero no podemos vivir haciendo recuento de lo que no tenemos, de lo que nos falta. No podemos vivir extrañando permanentemente a quienes ya no nos acompañan. Por estas calles se cruzaban gentes que esperaban que amaneciera, cesara el viento, cayera el sol y bajara la calor. Esperaban para nada, esperaban por esperar. Y vieron crecen a sus hijos y encendieron fuego para protegerse del frío. Miraban el cielo, se sintieron únicos e irrepetibles, inteligentes y torpes. Gentes que fueron buena gente o miserables que jodieron a sus vecinos. Pensaban, perdieron la esperanza, fueron héroes, estuvieron dispuestos a morir, algunos murieron. Gentes irrepetibles que se sintieron poderosos, desafiaron la voluntad de dios. Gentes con coraje que levantaron la casa con sus manos. Gentes que le robaron palabras al silencio para demostrarse que estaban vivos.

[Marisancho Menjón me envía esta fotografía de la escuela de Santolea. "En la parte baja estaba el salón de baile; en la primera planta, la escuela de niñas, y en la segunda la de niños. Quienes me acompañaban, ya muy mayores ellos, tenían un buen recuerdo de aquella escuela".
Recoger las imágenes de estas escuelas abandonadas podría ser un interesante proyecto. José Luis Capilla publicó hace unos meses un comentario sobre otra escuela abandonada].

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué texto precioso, qué murmullo vital suena de fondo...
Es buena idea la idea de recoger esas imágenes. Pero yo recogería también bonitas historias que las acompañaran. ¡Tiene que haber tantas! ¿Probamos a buscar, y les hacemos un huequecito en la web del Museo Pedagógico, por un poner?
;)

Magda Díaz Morales dijo...

Un texto muy bonito, cómplice perfecto para una imagen que guarda infinitos sentidos...

Hace unos días hallé un cuadro de un salón de clases un tanto en dosorden, los niños en el suelo, arriba de la mesa, otros trabajando, y la maestra dando explicaciones a una niña mientras un hombre miraba callado. Es una linda imagen que retrata toda esa riqueza que hay dentro de una escuela.