(Notas
sobre la presentación de El retratista)
Huesca,
16 de junio de 2016
Víctor
Juan
Un tiempo. La edad de oro de la Pedagogía. Tiempo de modernización y de
europeización de la escuela española. Entre las ideas que llegaron de Europa
gracias al trabajo de los maestros pensionados por la Junta para Ampliación de
Estudios puede destacarse el texto libre y la imprenta Freinet.
«La República heredó una tierra poblada
de hombres rotos». Este era, según Marcelino Domingo, el primer ministro de
Instrucción Pública y Bellas Artes, el diagnóstico de la situación de España en
abril de 1931. Basta ver las fotografías de la época de grupos de niños con sus
maestros o de las mujeres y los hombres de los pueblos que recibían la visita
de las Misiones Pedagógicas, para concluir que no tenían nada.
La
historia de un maestro. «Los maestros fueron las
luces de la República». Al introducir en las aulas la imprenta Freinet, los
maestros pusieron al alcance de los niños un instrumento que les permitió reflexionar
sobre sus vidas, entender el mundo y transformarlo con palabras.
Una
historia única y mil veces repetida: Antonio Benaiges(Mont-Roig del Camp, 1903-La Pedraja, 1936). Trabajó en Vilanova i la Geltrú, donde
conoció las posibilidades de la imprenta. Benaiges fue maestro en Bañuelos de
Bureba durante dos cursos: 1934-1935 y 1935-1936.
En el documental entrevistan a algunos de
los niños que asistieron a la escuela y dicen: «bailábamos».
«Nos hacía reír». «Jugábamos con él como si fuera nuestro hermano». «Trajo a la
escuela una gramola y la imprenta». «Todo era muy bonito». «Yo tenía envidia de
mi hermana porque yo no pude ir con ese maestro». «Nos hacía discurrir bastante».
Las vacaciones de 1936. No se sabe a
ciencia cierta qué hacía en Briviesca cuando el curso ya había terminado unos
días antes. ¿Se había quedado para contratar el autocar que llevaría a los
niños a ver el mar? Sus familiares de Mont Roig, desde luego, habían preparado
la casa de la playa. En Briviesca lo detuvieron y lo asesinaron.
En México. La pedagogía que en España no toleró el régimen de Franco, la
llevaron los maestros exiliados a México. Allí, en el Estado de Veracruz,
Patricio Redondo abrió en 1940 la Escuela Experimental Freinet.
Todas las
víctimas fueron la primera víctima. En la primera
página del primer cuaderno que se imprimió en la escuela experimental Freinet
en 1940, Patricio Redondo imprimió una greca y debajo escribió los nombres de
Celestin Freinet, José Tapia y Antonio Benaiges. Los escolares mexicanos aún
imprimen hoy la misma página, con la misma greca y los mismos nombres. Celestin
Freinet es el iniciador, José Tapia el primero que la usó en España. Antonio
Benaiges, era para su amigo Patricio Redondo, la primera víctima.
Todos los
maestros prometieron el mar. Todos prometieron la
utopía. Viendo el documental he recordado la canción de Joaquín Carbonell «Me
gustaría darte el mar». La utopía estaba a veces representada en un microscopio
que agrandaba las cosas y que les permitiría ver la lengua de las mariposas o
en la esperanza que representaban los libros, el teatro, el coro de las
Misiones Pedagógicas. Los maestros anunciaron un tiempo nuevo. Acercaron la
utopía al corazón de algunas personas que nacían y vivían sin esperanza, que no
habían imaginado que podían desear, tener sueños.
Alrededor de estos maestros freinetistas
hay una historia de compromiso que terminó casi siempre dramáticamente. Algunos
de ellos, como el propio Antoni Benaiges o nuestro Ramón Acín, fueron
asesinados. Otros sufrieron el exilio, como Simeón Omella o Herminio Almendros.
No asesinaron a Antonio Benaiges por
prometer el mar. A estos maestros no les asesinaron por introducir la imprenta
en la escuela, ni por llevar a los niños de paseo por el monte para recoger
hojas y flores como don Gregorio en la Lengua
de las mariposas, ni por enseñar a leer a mujeres analfabetas. Les
asesinaron por ser los encargados de llevar un mensaje emancipador, laico, por
pretender formar ciudadanos en lugar de súbditos, por hablar de justicia, por
representar todo lo que el régimen de Franco no estaba dispuesto a tolerar.
Somos hijos de una guerra civil y de una
larguísima dictadura. Ese negro pasado está, realmente, ante nosotros. Somos lo
que fuimos. Y para entender la escuela actual –y la sociedad del momento- hemos
de tener presente que hace poco aquí se asesinaba maestras o se les robaba la
escuela.
Todos dejaron un vacío imposible de
llenar. Dejaron un país huérfano de sueños y de utopías. Y ese país perdido lo
recuperamos hoy del olvido al contarnos la historia de esas personas y al
repetir sus nombres.
1 comentario:
Amigo Víctor, gracias por compartir esta clara y necesaria reflexión. Somos un país huérfano, contruido sobre una fosa común y décadas de olvido, de nosotros depende que la memoria de estos hombres quede restituida, y así irá siendo mientras expliquemos que existieron y cual fue su obra.
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